No hace mucho el periodista Jaime de Althaus trató el tema de la crisis de los equipos de fútbol con Gonzalo De las Casas; no hace mucho también lo hizo con George Forsyth, quien es representante de los créditos laborales de Alianza Lima. Acá una opinión al respecto.

Liquidar equipos de fútbol es la última opción

No hace mucho el periodista Jaime de Althaus trató el tema de la crisis de los equipos de fútbol con Gonzalo De las Casas; no hace mucho también lo hizo con George Forsyth, quien es representante de los créditos laborales de Alianza Lima.

Sobre el particular, Gonzalo De las Casas planteó, realista pero impopularmente, que la única salida es la liquidación en marcha de la U, y de paso de Alianza Lima, y que en dicho proceso cualquier interesado pueda adquirir dichos equipos e invertir en ellos. Consideramos, coincidiendo con el Dr. De las Casas y lo expresado en el mismo sentido por el Sr. Forsyth, que la única forma real de poder superar la crisis es transformar a los Clubes en Sociedades Anónimas puras y duras o en Sociedades Anónimas Deportivas como existen en Chile y España, en las que se reconozca derechos a los asociados que se convertirían también en socios; sin embargo, estimamos que hay una salida menos impopular y, amparados en la propia Ley Concursal (Ley N.º 27809), que autoriza que las Asociaciones Civiles se rijan excepcionalmente por esta norma, permitiendo, por tanto, que los acreedores puedan decidir la transformación de la Asociación en una Sociedad Anónima, lo que no implica perse que el Estado (representado en estos casos por la SUNAT), al ser acreedor mayoritario, realice actividad empresarial, la misma que está proscrita por la Constitución y que se presentaría solo si capitaliza sus deudas y ejerce su accionar como órgano de propiedad de la sociedad creada.

Justamente podrían, al amparo de la norma concursal, los acreedores, incluido el estado, decidir tener por canceladas sus deudas mediante la venta obligatoria de las acciones que pudiera corresponderles. Para esto habría que buscar grupos económicos interesados en invertir en este negocio y así evitar, como ocurre irresponsablemente ahora, que la deuda de los equipos de fútbol sea impagable.

 Finalmente, si esto no es posible, aún queda la liquidación en marcha y venta de los activos de los clubes, incluidos los intangibles como nombre comercial, marca y respeto de categoría, que como entendemos, la propia FIFA estaría dispuesta a autorizar. Para esto, el Estado debiera hacer una campaña informativa que explique que este proceso permitiría «transformar» estos clubes en S.A. para evitar reclamos populares, normalmente incentivados por grupos de interés que obtienen beneficios propios, sin importar la confusión y desinformación en los que, muchas veces, actúan las mayorías intencionalmente mal informadas.

Como todo negocio, el fútbol necesita ser gerenciado de manera responsable y diligente y el Estado puede ayudar a lograr este objetivo.